jueves, 20 de enero de 2011

El arte de conversar

Los seres humanos somos seres parlantes. Necesitamos y amamos hablar, pues este don nos permite conocernos, conocer y armonizar la convivencia social. Lamentablemente cometemos graves errores en la conversación cotidiana y nos autogeneramos conflictos y enemistades. Siga leyendo.

Desde que la evolución nos permitió adquirir el lenguaje articulado, de palabras con significado, interactuamos a diario por medio de la conversación.

Conversamos para obtener o dar información, motivar, entretener, convencer o persuadir.

Aunque charlar con otros puede parece a simple vista algo fácil, sencillo e intrascendente, ha tenido que pasar mucho tiempo para que podamos hacerlo. Hablar nos da la posibilidad de comunicarnos pero no la garantiza, pues saber hablar no significa saber comunicarse. A juzgar por las estadísticas de divorcios, rupturas comerciales y violencia creciente, pareciera, más bien, que son pocos los que conducen sus conversaciones de manera lo suficientemente adecuada, que les permita evitar, reducir o suprimir la tendencia creciente a la conflictividad.

Puede decirse que existen, en esencia, dos tipos de conversación: una que llamaremos catártica y otra que denominaremos dirigida.

En el primer tipo de conversación, la pretensión de quien habla es divertirse,
distraerse, relajarse. Se busca entablar un diálogo ligero sin predisposiciones temáticas, para compartir y sentirse bien emocionalmente.

La conversación dirigida u objetiva, busca obtener un resultado previsto, distinto a la mera distracción. Se quiere llevar al interlocutor a pensar, sentir o hacer algo. Por esta razón, se requiere atender a cada detalle que pueda afectar el resultado deseado.

El éxito de cada uno de estos tipos de conversación puede obtenerse siguiendo algunas reglas básicas de eficacia comprobada.

Lo primero que nos toca hacer es cerciorarnos del tipo de conversación de la cual se trata: catártica o dirigida.

En una buena conversación catártica las indicaciones a seguir son las siguientes:

- Exprésese y permite al otro expresarse libremente.
- Escuche de manera relajada.
- Evite discutir y competir.
- Evite tratar temas complejos.
- Sea conciliador y evite tener razón.
- Se relaje, ría y disfrute.
- Aproveche para conocer mejor a su interlocutor.

La idea es que el final de estos encuentros sea fresco y relajante.

En el segundo caso las cosas cambian. Aquí, en virtud de que existe un objetivo preestablecido, todo tiene importancia, por lo que se espera que usted:

- Reconozca el valor de la imagen y los roles.
- Sea cuidadoso al elegir momento y lugar.
- Valore el tiempo dedicado al conversación.
- Elija adecuadamente su lenguaje.
- Escuche más y hable menos.
- Sea moderado y domine sus emociones.
- Esté atento a las necesidades comunicacionales del otro.
- Se muestre racional y negociador.
- Sepa dar "feed back" adecuado y oportuno.
- Se concentre en el tema sin dispersarse.
- Sea cortes y respetuoso.
- Haga preguntas
- Respetar las opiniones distintas.
- Tenga sutileza al expresar sus opiniones.

De manera contrastante a lo que ha sido expresado, veremos que un mal conversador:

- Se distrae
- No da feed back.
- Cambia bruscamente el tema
- Es directo.
- Se muestra impaciente y nervioso o arrogante e impositivo.
- Intenta ganar la conversación.
- Acusa.
- Rechaza las opiniones contrarias.
- Habla más de lo que escucha.
- Muestra poca cortesía respeto por los otros y sus ideas.

Si desea usted tener éxito en sus conversaciones, utilice estas premisas de manera inteligente, sin dejar de prevenir que el tipo de persona, los objetivos y el contexto de conversación varían y deberá hacer los ajustes necesarios dependiendo de cada caso.

Si tiene saber que tan buen conversador es y le cuesta autodefinirse, puede pedir a algunos amigos que le den su impresión.

En conclusión, un buen conversador tiene consciencia de sí mismo y de lo que sucede en sus conversaciones, por lo que permite que su interlocutor se sienta bien expresando con amplitud sus ideas y sentimientos. Un buen conversador, es amado por muchos y lleva en sí mismo, la semilla de un líder.
Un mal conversador resulta frustrante y desagradable, y cierra su círculo de amigos y negocios, debido a su ignorancia e consciencia comunicacional.
Gracias por leerme.

El arte de escribir bien para comunicar mejor

Sin duda los textos son un componente esencial en los contenidos de un sitio web. No sólo por ser lo único a lo que accederán algunos de sus usuarios, sino también, porque todos los visitantes se beneficiarán si encuentran lo que buscan, de forma rápida y sencilla.

Diseñar es comunicar ideas

Cómo puede ser esto cierto -se pregunta Derek Powazek en Calling All Designers: Learn to Write! – si los diseñadores no trabajan, ni escriben los textos. Considera que la función del diseñador web es crear experiencias y, agrega que:
Cuando se trata de experiencias en la web, no hay mejor manera de crearlas que escribiendo, y escribiendo bien. El diseño es comunicación, y hace falta algo más que píxeles para comunicar
concluye Powazek. La experiencia del usuario no pasa sólo por el diseño visual, el texto también es parte de la interfaz, tanto como los colores y los pixeles o quizás más.
Por su parte, Jason Spector en Designers: Know How to Write, But Don’t, coincide en que tanto el contenido como el diseño deben trabajar juntos, pero no está de acuerdo con que ambos sean competencia del diseñador.

Aprender a escribir

The Elements of Style de William Strunk y E. B. White es, tras varias décadas de haber sido escrito y revisado, el referente de la buena escritura. Sus lecciones no son sólo aplicables a la lengua inglesa, sino que trascienden las barreras del tiempo y el idioma. Powazek recomienda a los diseñadores que lo consulten para aprender a escribir.
Estos autores aconsejan tres principios básicos: claridad de las ideas, economía en las palabras y precisión del lenguaje. Dicen:
La escritura contundente es concisa. Una oración no debe contener palabras innecesarias, ni un párrafo oraciones innecesarias por la misma razón que un dibujo no debe tener líneas innecesarias, ni una máquina partes innecesarias. Esto no requiere que el escritor haga todas sus oraciones cortas o evite todos los detalles , sino que cada palabra hable.
Algunas de las pautas para la escritura en general son válidas para la escritura en la web. Sin embargo, escribir para la red no es como escribir para un soporte impreso. Como señala Jakob Nielsen en Writing for the Web, la gente raramente lee las páginas web palabra por palabra, sino que explora la página, seleccionando palabras y frases individuales.
Considera que las páginas web tienen que usar texto explorable, ya que el primer deber al escribir para la web es escribir para ser encontrado. Winston Churchill dijo que:
las palabras cortas son las mejores y las viejas palabras cuando son cortas son las mejores de todas.
Para Nielsen, las palabras exactas son a menudo mejores que las palabras cortas, que pueden ser demasiado amplias. Pero coincide con Churchill en que las “viejas” palabras son las mejores. Las “viejas” palabras se imponen porque la gente las tiene incorporadas. Las palabras familiares son las primeras en saltar a la mente del usuario en sus búsquedas.
Según este autor, las tres pautas principales para escribir para la Web son:
  • Ser breve: no escribir más del 50% del texto que se escribiría para una publicación impresa.
  • Escribir para la exploración: no exigir a los usuarios leer largos bloques de texto.
  • Utilizar el hipertexto para dividir la información larga en páginas múltiples.

Escribir claro

Lorenzo Gomis, periodista de la revista “El Ciervo” , da su receta. Los ingredientes son:
  • Palabras cortas, mejor que largas. Las palabras cortas suelen ser palabras vivas y populares.
  • Frases sencillas, mejor que complicadas. Decir una cosa por frase, como cuando se habla. Escribir bien es ayudar a leer bien.
  • Palabra exacta, la que dice lo que se quiere decir.
  • Una idea. Las palabras cortas, frases sencillas y palabras exactas no son suficientes. Se necesita una idea, que es el motor que busca por nosotros las palabras.
  • El tono adecuado para expresar la idea que se pretende comunicar.
  • Párrafos cortos: puntos y aparte para distinguir una cosa de otra, un asunto de otro, un momento de otro. Un poco de espacio en blanco pone orden.
  • Los artículos casi siempre ganan si se acortan.
Por su parte, Jordi Pérez Colomé, editor de la citada publicación, busca que el texto sea preciso, que diga algo, aunque sólo sea una cosa. Cada palabra tiene su función, las innecesarias deben ser destruídas. Comparte el consejo de George Orwell:
Si una palabra puede suprimirse, suprímala.

Contar un cuento

En “Como escribir con claridad” , la Licenciada en Ciencias de la Comunicación Mariana Wade, señala que se tiende a pensar en términos de historias. Recomienda usar las técnicas de los buenos cuentistas para escribir de manera clara y contundente.
Un cuento no es nada más que una oración bien redactada. Las buenas historias como las buenas oraciones requieren de estructuras sencillas, claras y lógicas para que funcionen de manera efectiva.
Una buena historia necesita, como mínimo, un actor, una acción y un objeto/complemento, sobre el cual se lleva a cabo la acción. Dice Wade que el principio básico para una buena redacción es que éstos sean identificados sin rodeos.
En relación a los párrafos, sugiere como Strunk y White que el párrafo sea la unidad de la composición. Sin embargo, aclara que existen tres puntos claves para redactar un buen párrafo:
  • Progresar de lo conocido a lo nuevo.
  • Mantener el número de sujetos al mínimo.
  • Cada párrafo debe tener un asunto a tratar, un punto y una discusión.

Método lógico para escribir claro

Escribir para diferentes niveles de interés es un modo de hacer más claros los contenidos para la web.

El escritor debe ayudar a cada lector a conseguir el nivel deseado de información
dice Nathan Wallace en Web Writing for Many Interest Levels.

Agrega que el usuario se siente feliz cuando consigue la información que desea rápida y fácilmente.
El título es el primer nivel de información que se da al lector. Debe ser claro y significativo.Una oración de descripción en el comienzo del artículo es el segundo nivel. Debe resumir el contenido general del mismo.
El primer párrafo de descripción es el tercer nivel. Debe ser una síntesis más detallada del contenido del artículo. Wallace destaca ciertos puntos que deben ser tenidos en cuenta:
Utilizar los subtítulos para resaltar los puntos importantes de la información que se brinda. Como los resúmenes, los subtítulos deben ser informativos. Sugiere que se permita un acoplamiento directo a los mismos, pero no comparte la idea de fraccionar el artículo en varias páginas.
Los puntos de menor importancia pueden destacarse con negritas o listas, verificando si son útiles sin su texto circundante. Para los lectores que desean más información, la herramienta perfecta para dar información detallada es el hipertexto.
Los lectores que llegan hasta el último nivel de interés, según Wallace, no están tan interesados en la información como en usted, desean entender su perspectiva en el asunto.
La información que usted está presentando está probablemente disponible en muchos otros sitios, es su perspectiva y su presentación lo que la hace única.
Wallace pertenece al campo de las matemáticas, lo que explica que haya deseado crear una técnica lógica para escribir páginas web claras. Señala que a través de estos niveles del interés del lector, muchas de las técnicas reconocidas para la escritura clara y eficaz de la web son incluídas, sin esfuerzo deliberado.